- Un kilo de costilla de cerdo.
- Doce dientes de ajo grandes.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Cinco trozos de tomate seco.
- Un pimiento rojo seco o ñora.
- Sal.
- Pimienta molida.
- Tres hojas de laurel.
- 250 ml de vino blanco.
Calentamos el aceite en una cazuela y doramos los dientes de ajo con su piel. Una vez dorados los apartamos.
Salpimentamos la costilla y en el mismo aceite de haber frito los ajos doramos la carne.
Una vez dorada añadimos el laurel, el tomate y pimiento seco. Removemos y seguidamente incorporamos el vino blanco. Tapamos la cazuela y cocemos a fuego muy suave durante una hora aproximadamente, si durante la cocción observamos que ha gastado el líquido y no está la carne tierna podemos añadir un poco de agua.
Una vez que la carne está tierna y ha gastado todo el líquido, quedándose sólo en el aceite, añadimos los ajos que teníamos apartados, removemos un par de veces y retiramos del fuego.
Una vez que la carne está tierna y ha gastado todo el líquido, quedándose sólo en el aceite, añadimos los ajos que teníamos apartados, removemos un par de veces y retiramos del fuego.