Ingredientes:
- 6 claras de huevo tamaño "L"
- 225 grs de nata de montar (mínimo 35% de materia grasa)
- 225 grs de harina de repostería
- 310 grs de azúcar, más un puñado para espolvorear
- Margarina para engrasar el molde (optativo)
Este bizcocho desde que lo publicó nuestra compañera Nieves del blog Igloo cooking supe que me iba a gustar, lo he hecho unas cuantas veces, no lo había publicado todavía porque he tenido que "cogerle el punto" tanto a los ingredientes como a la temperatura del horno. Cuando ya me había decidido a publicarlo nuestra otra compañera Viví del blog Ó carón de Lareira lo publica con los mismos ingredientes pero con distintas cantidades. Probé a hacer este último y el resultado, también buenísimo.
Elaboración:
Montamos la nata a punto de nieve y reservamos en el frigorífico. Para que se monte bien la nata debe estar muy fría, yo incluso meto en el frigorífico el vaso donde la voy a montar unas horas antes.
Tamizamos la harina y la añadimos poco a poco a la mezcla anterior, a partir de ahora tanto para mezclar la harina como la nata utilizo unas varillas manuales, y mezclamos siempre con movimientos envolvente para que la masa vaya cogiendo aire y a la vez no se nos baje.
Echamos la masa en el molde, yo utilizo alguno que sea de hierro fundido o de cerámica. Antes de meter en el horno espolvoreamos sobre la masa bastante azúcar.
Precalentamos el horno a 210 º en modo turbo con calor arriba y abajo. Cuando haya adquirido la temperatura ponemos el molde en la bandeja en el nivel II, bajamos la temperatura a 170º y cocemos durante 40 minutos aproximadamente.
Sacamos la bica del horno y de la fuente donde la hemos horneado y la ponemos sobre unas rejillas para que no se apelmace mientras se enfría.
Sacamos la bica del horno y de la fuente donde la hemos horneado y la ponemos sobre unas rejillas para que no se apelmace mientras se enfría.
Nota: Para hacer este bizcocho podemos comprar un bote de claras pasterurizadas y utilizamos las que necesitemos, o bien los huevos enteros, de los que luego podemos aprovechar las yemas por ejemplo, para hacer unas deliciosas natillas caseras.