- 625 gr de harina de trigo aprox.
- 250 gr de azúcar.
- Un sobre de levadura, tipo "Royal".
- Una cucharadita de bicarbonato.
- 125 ml de aceite de oliva suave.
- 125 ml de zumo de naranja.
- La ralladura de una naranja.
- Dos huevos, tamaño "L".
- Azúcar, canela, pepitas de chocolate (optativo).
Cuando vi esta receta en el blog de mi amiga Silvia "Desastre en la Cocina" no dudé en que sería una de mis preferidas y ha tenido tanto éxito en casa que nunca faltan estas galletas. Están muy buenas y recuerdan a los rosquillos de naranja de toda la vida.
En un bol batimos los huevos y añadimos el azúcar, el aceite y el zumo de la naranja junto con su ralladura; mezclando todo muy bien.
Cernimos la harina junto con la levadura y el bicarbonato, y lo incorporamos poco a poco a la mezcla que tenemos en el bol hasta que todo quede muy bien integrado.
La masa sale algo pegajosa, la dejamos reposar en el frigorífico al menos media hora.
Enharinamos la mesa para trabajar la masa y ayudándonos con un rodillo la estiramos. Cortamos con un cortapastas y las colocamos en una bandeja de horno, separándolas entre ellas para que no se peguen al hornearse.
Podemos ponerles por encima cubitos de almendra o bien una mezcla de azúcar con canela, ya al gusto de cada uno.
Con el horno precalentado a 175º con calor arriba y abajo metemos la bandeja y horneamos durante 20 minutos aproximadamente (cada horno es un mundo).
Una vez horneadas las sacamos y con mucho cuidado de no quemarnos las colocamos sobre una rejilla para que se enfríen.
Como nos quedará masa para otra hornada, mientras se cuece la primera preparamos la segunda bandeja. Para esta segunda hornada recomiendo añadir a la masa pepitas de chocolate.
Tras amasar y estirar volvemos a cortar las galletas y las horneamos.
Normalmente salen de dos a tres bandejas, dependiendo del grosor de la galleta, recomiendo hacerlas más bien gorditas.